Cuando la vida es plena tenemos trazado un recorrido, un plan que incluye ilusiones por las que el trayecto se hace más viable. No paramos y seguimos paso a paso con la mirada iluminada de ir llegando al sueño donde todo es posible. Y, si, así es, acepto los retos, no hay trabas, me ofrezco, me adapto, me valido, me considero y fluyo hacia la luz del gozo y el placer, hacia la alegría de ser uno más, de estar yo también ahí para compartir toda mi felicidad… ¡os adoro!